lunes, julio 23, 2007

"La promesa" de Harlan Coben

Este fin de semana leí esta sensacional novela de suspenso, hiper ágil, con buenos diálogos, inteligente, compleja pero entendible (no es de esas en las que es fácil perderse o que hacen que uno no entienda a qué personaje corresponde cada nombre), placentera.

Una de las variables de la literatura (que es entretenimiento, aunque a veces pueda serlo de tal calidad que uno siente que esa descripción resulta desmerecedora -nunca lo es-) es la velocidad de la lectura. No me refiero tanto a la cantidad de palabras por minuto (aunque es cierto que a veces uno no puede esperar a leer las frases enteras, de tan metido que está en la trama) sino al tiempo que uno tarda en leer el libro, y a la facilidad con la que aparecen ratos y ratitos mínimos para continuar su lectura.

Uno lee rápido y mucho cuando está enganchado, y ese estado es tan disfrutable que compite con casi todas las demás cosas de la realidad. Para un lector enganchado en una novela el mundo molesta. Esto me pasó también esta vez, con la lectura de "La promesa".

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Absolutamente de acuerdo con vos. Creo que en ese "estar enganchado" o "engancharse" con un buen libro que no pude soltarse, cabe toda una filosofía.
Abrazo,
un lector esporádico de tu blog

Anónimo dijo...

es verdad, que adictivo es tener un libro que te atrapa!!! me pasa que no quiero que se termine nunca, sufro cuando veo que falta poco pero al mismo tiempo muero por saber como va a terminar.

me encanta tu blog. un beso, Andy

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